Chile y el Plan Nacional de Data Centers

Columna de Rodrigo Ramírez Pino, presidente de la Cámara Chilena de Infraestructura Digital

Chile avanza en su promesa de convertirse en el hub digital de la región. Un paso importante para ello es liderar la localización de los centros de datos del Cono Sur.

La infraestructura de telecomunicaciones, la estabilidad económica y política, y un compromiso con la sostenibilidad proporcionan una base sólida para el crecimiento de la industria de los centros de datos en el país.

En esta dirección, el gobierno presenta el Plan Nacional de Data Centers, siguiendo la ruta de países líderes que han promovido la construcción e instalación de este tipo de infraestructura de datos, ocupando una serie de incentivos para que las empresas utilicen fuentes de energía limpia, el uso de energías renovables y de infraestructuras que faciliten la recuperación y reutilización del calor residual.

Del total de centros de datos en el mundo, el hemisferio sur sólo concentra el 10%.

En América Latina, el mercado de centros de datos crece con un total de 143 instalaciones lideradas por Brasil, México, Chile y Colombia. En Chile, el mercado de centros de datos cuenta con 16 instalaciones activas. Se estima que para 2024, los ingresos del mercado global son de 120 mil millones de dólares, para Latam podrían estar en 3.5 mil millones de dólares, mientras que en Chile podrían estar en el rango de 500 a 700 millones de dólares.

Entre los socios de la Cámara de Infraestructura digital que cuentan con Centros de Datos está Huawei, Internexa, NetGlobalis, Silica Dato y Ufinet.

Sin embargo, es crucial que el país ponga este Plan como parte de la agenda de la diplomacia digital y de la política de la «economía del dato» para fomentar la digitalización, la transformación digital y la explotación eficiente de los datos en todos los sectores, especialmente en las verticales productivas.

El dato en estado puro, aislado, sin tratar, carece a priori de valor. El desafío de la economía del dato es mejorar la eficiencia y productividad del sector público y el desarrollo industrial económico. También, es parte de la diplomacia digital porque necesitamos generar tráfico y agregar demanda de datos, y para ello debemos construir alianzas para generar contenidos que le agreguen valor a las redes, y China tiene un valor estratégico.

Lo otro importante es que no debemos caer en la desinteligencia de sobreregulación de una industria sin comprenderla. Lo cierto es, que este sector de la economía digital tiene varios desafíos logísticos, de instalación, sostenibilidad y eficiencia energética, pero lo básico es contar con un marco regulatorio liviano, claro, favorable, predecible, con seguridad jurídica, ajustado a la protección de datos y ciberseguridad, anclado en una alianza público-privada, que permita continuar con la actual trayectoria de crecimiento sólido, impulsado por inversiones significativas, la adopción de tecnologías avanzadas y un entorno favorable para los negocios.